En el marco del Intel Developer Forum que se ha celebrado estos días en San Francisco, la compañía norteamericana ha mostrado un prototipo de procesador con un consumo tan extremadamente bajo que es capaz de funcionar con la energía que le suministra… una copa de vino. Sí, has leído bien.
El avance ha sido presentado por la antropóloga e investigadora Genevieve Bell y consta de 2 electrodos que, en contacto con el ácido acético del vino tinto, reaccionan y generan una corriente minúscula que sirve para alimentar al revolucionario chip.
Ante una audiencia anonadada por lo que estaba viendo, la doctora Bell ha explicado que proyectos embrionarios como éste servirán para desarrollar en el futuro procesadores de muy bajo consumo que serán de gran ayuda en regiones del planeta poco desarrolladas en las que el acceso a fuentes de energía estables sea precario.