Ikea ha anunciado que a partir del mes de octubre del año que viene dejará de vender pilas alcalinas que no se puedan recargar. Esta medida pretende reducir los residuos que generan estos productos cuando son abocados a los contenedores de basura, al tiempo que disminuye la huella ecológica de la multinacional sueca.
Se estima que sólo el año pasado Ikea vendió unos 300 millones de pilas alcalinas, por lo que se trata de una decisión muy relevante ya que propiciará que millones de sus clientes opten por comprar baterías recargables, con los beneficios medioambientales que ello comportará.
Ikea sostiene que en caso de que los compradores habituales de pilas alcalinas en sus establecimientos se decidieran a usar pilas reutilizables y las recargasen unas 50 veces, ello conllevaría una reducción de 5.000 toneladas anuales en deshechos.