En 1994, un tipo que decidía estar al frente de una empresa de nueva creación ligada al mundo online publicó una oferta de trabajo en un grupo de noticias. En la misma explicaba que buscaba candidatos con grandes conocimientos de C/C++ y Unix, motivados, con experiencia laboral demostrable, con un doctorado en Ingeniería Informática y que además fueran capaces de programar en un tercio del tiempo habitual.
Estoy convencido que la mayoría de los que leyeron la misiva debieron pensar que ese buen hombre pedía mucho para lo poco o nada que por aquel entonces podía ofrecer, por lo que hicieron caso omiso a la misma. Pues bien, todos los que se negaron a enviar su currículum dijeron que no a Jeff Bezos, que era el nombre del tipo, y a Amazon, la empresa para la que estaba buscando a gente. Cosas que pasan
Ahora cualquiera querría trabajar en Google, Microsoft, Amazon, Apple, Adobe y demás gigantes de las nuevas tecnologías. En el hipotético caso de que nos hicieran llegar una oferta de trabajo, el 99% diríamos que sí con los ojos cerrados. Tendríamos asegurados el trabajar en grandes proyectos y cobrar grandes sueldos, pero… ¿qué hubieramos hecho si esa supuesta oferta la hubiésemos recibido cuando todas ellas no eran más que pequeños proyectos en manos de unos emprendedores desconocidos? Mucho me temo que la inmensa mayoría hubiésemos dicho que NO. Así es la vida