Este robot que parece sacado de un manga se llama HRP-2 Promet y, a diferencia de la mayoría de humanoides de los que os hablo en Abadía, tiene unos añitos encima. Fue desarrollado en 2003 por el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada (AIST), el mayor centro público de investigación de Japón, a partir del HRP-2, un modelo que en origen no podía caminar durante más de 30 minutos sin que los actuadores de sus piernas se sobrecalentaran en exceso.
En el HRP-2 Promet, los ingenieros del AIST incluyeron sistemas de refrigeración con los que consiguieron que la temperatura en el interior del prototipo disminuyera desde los 118 ºC hasta los 60 ºC. Asimismo, retocaron el exoesqueleto para hacerlo más agradable a la vista y lo dotaron de unas baterías más pequeñas y de mayor duración. Finalmente, consiguieron un robot de 154 cm de altura y 58 Kg de peso.
Sus formas se vieron claramente inspiradas en la serie de animación Patlabor. De hecho, a Yutaka Izubuchi, el dibujante que creó los mechas de la misma, se le encomendó la labor de elaborar el aspecto final del HRP-2 Promet.
Aunque el robot está preparado para funcionar de manera autónoma, también puede ser manejado a distancia por una persona con un mando similar a los que tan acostumbrados estamos a ver en las consolas. Desde su creación ha sido utilizado regularmente para llevar a cabo investigaciones en el campo de la robótica.
Si queréis saber más de él, os recomiendo que visitéis el sitio de Kawada Industries, la empresa a la que AIST le encomendó el proceso de fabricación del mismo, donde podréis encontrar diversos vídeos del HRP-2P en movimiento.