Noticia bomba de lo que llevamos de año: Google ha vendido Motorola a Lenovo por 2.910 millones de dólares, en una operación en la que el fabricante chino va a pagar 660 millones de dólares en efectivo, otro 750 millones en acciones y los 1.500 millones restantes en plazos durante los 3 próximos años.
Con esta compra estratégica, Lenovo pretende que su división de dispositivos móviles gane presencia en los mercados occidentales, donde hasta ahora estaba ausente. Y es que, a pesar de que en el 2013 comercializó 45 millones de smartphones y mejoró sus resultados en un 90% respecto al ejercicio anterior, la práctica totalidad de las ventas fueron en China.
No es la primera ocasión en que la multinacional asiática efectúa un movimiento de estas características: basta con recordar que en el 2005 llegó a un acuerdo con IBM para adquirir por 1.250 millones de dólares su negocio de ordenadores personales.
En los 9 años transcurridos desde entonces, ha conseguido reflotar el negocio, se ha colocado como el mayor fabricante de PC del mundo y ha sabido posicionar la marca ThinkPad como un sinónimo de prestigio, hasta el punto de que actualmente vende en Estados Unidos el 40% de los equipos con Windows con un precio superior a los 900 dólares. La idea de sus directivos, no hace falta decirlo, es repetir este éxito con Motorola.
Eso por lo que hace referencia a Lenovo. Google, por su parte, reconoce el monumental error que efectuó hace sólo un año y medio cuando compró Motorola por 12.500 millones de dólares. En el buscador pensaban por entonces que el enorme catálogo de patentes que poseía dicha empresa le permitiría tener un arma con la que presionar a Microsoft y Apple, que llevaban tiempo litigando en los tribunales, con notable éxito, por el uso indebido que Android hacía de sus patentes.
Lo que no esperaban es que esas patentes que les habían llevado a adquirir una compañía en graves problemas como Motorola, valdrían finalmente mucho menos de lo que habían cuantificado, como así ha sido. Una cruda realidad que asumieron rápidamente una vez se les fueron acumulando reveses judiciales en forma de sentencias contrarias a sus intereses.
Tras despedir a más de 4.000 empleados, vender a Arris por 2.350 millones de dólares la división Motorola Home, que comercializaba set-top boxes, decodificadores y modems y tener que sufragar pérdidas millonarias trimestre tras trimestre producto de las decepcionantes ventas de smartphones como el Moto X o el Droid MAXX, los dirigentes de Google han decidido que lo mejor era desprenderse también del negocio de telefonía móvil y hacer borrón y cuenta nueva.
Lo único que Google va a mantener son las patentes, que, eso sí, ha licenciado a Lenovo para que pueda utilizarlas en los smartphones que lance a partir de ahora. Visto con la perspectiva que da el tiempo, los 12.500 millones que pagó por Motorola se han demostrado como una inversión desastrosa.