Amazon anunció a finales del año pasado que estaba trabajando en un plan para agilizar la entrega de los pedidos que realizan sus clientes mediante la puesta en funcionamiento de una red de drones no tripulados que se encargarían de repartir los paquetes en un tiempo máximo de treinta minutos.
A decir verdad, el plan parecía futurista por entonces y sigue pareciéndolo ahora, puesto que no se atisba que pueda convertirse en realidad a corto o medio plazo debido a la dificultad de su implementación y a los profundos cambios en las regulaciones aéreas que su uso implicaría.
Pero aunque la implantación comercial de drones para distribuir los encargos de los consumidores no va a ser un camino de rosas, su potencial está atrayendo a otros gigantes tecnológicos, que están invirtiendo grandes sumas en el desarrollo de esta tecnología para hacerla viable lo antes posible.
Es el caso de Google, que según se ha desvelado ahora puso en marcha hace dos años un programa secreto llamado Project Wing para intensificar los avances en este campo. Las investigaciones se están llevando a cabo en Google X, unas instalaciones en las que los científicos de la compañía trabajan en proyectos innovadores pero de difícil aplicación en el presente. Entre sus muros se han ideado dispositivos rompedores como las Google Glass o el vehículo autonómo de la compañía estadounidense.
El drone en el que trabaja Google es un híbrido que se desplaza de un sitio a otro como un aeroplano convencional pero que cuando llega al punto de entrega utiliza unos rotores para mantenerse flotando en el aire como un helicóptero al tiempo que con un cable baja el paquete que lleva y lo entrega a la persona que se encuentra en tierra.
Google ha escogido el estado de Queensland (Australia) para realizar las pruebas con estos drones debido a la legislación más laxa que posee en relación al vuelo de vehículos aéreos no tripulados. Tras una treintena de tests que han arrojado resultados positivos, la compañía ha dado por finalizada la primera fase de desarrollo de Project Wing.
La siguiente etapa consistirá en conseguir que los drones no sólo sean capaces de llevar los pedidos a los lugares que les asignen sus técnicos, sino que además lo hagan de manera fiable, rápida y sin incidencias. Cuestiones todas ellas clave si se quiere que este proyecto se convierta en realidad.
Queda mucho camino por recorrer todavía, pero si empresas como Amazon o Google superan los retos tecnológicos que tienen por delante y consiguen llevar adelante sus ambiciosos planes, puede que en unos años veamos drones sobrevolando nuestras ciudades de manera cotidiana para entregar los productos que la gente compre en las tiendas online.