La semana pasada saltó a los medios de comunicación de medio mundo un informe elaborado por Merrill Lynch en el que se apuntaba que la llegada de PlayStation 3 a Japón se podría retrasar hasta otoño y que su desembarco en Estados Unidos no se produciría hasta finales del 2006 o principios del 2007. El motivo había que buscarlo en el desorbitado coste de fabricación que tendrá cada PS3 durante el 2006, cercano a los 900 dólares.
Como era de esperar, esta noticia causó un gran malestar tanto entre los aficionados a los videojuegos como entre profesionales del sector, que veían cómo se trastocaban los planes iniciales que habían hecho en relación a la salida de la consola de Sony.
De hecho, el retraso en la llegada de PlayStation 3 actuaría como un bálsamo para Microsoft, que dispondría de más tiempo para consolidar a Xbox 360 una vez superados los problemas de abastecimiento que han tenido como consecuencia de la premura con que lanzaron la consola.
Este tiempo extra serviría además a la compañía norteamericana para presentar juegos que explotaran las superiores prestaciones de Xbox 360 en relación a las consolas actuales. También lograría unos meses extra para mejorar aún más su servicio online, con la vista siempre puesta en conseguir una masa crítica de usuarios que le permitiera competir en igualdad de condiciones con PlayStation 3.
Visto lo visto, el escenario que se le planteaba a Sony en caso de que PS3 se retrasase no era nada halagüeño. Quizás por ello, y de acuerdo a una información publicada por la CNN, la multinacional japonesa está poniendo especial énfasis en cumplir con las fechas de lanzamiento en Estados Unidos a sabiendas de que la demora en la llegada de PlayStation 3 a Japón es irremediable.
Por contra, las previsiones indican que la futura consola de Sony no hará acto de aparición en Europa hasta bien entrado el año 2007. Así pues, a tocar espera.