El año pasado, Anthony Herrera, un ingeniero civil que reside en el Área de la Bahía de San Francisco, llevó a sus 2 hijos a visitar el Parque Nacional de las Secuoyas, una gran área protegida de 1635 km² en la que, entre otras muchas maravillas de la naturaleza, se encuentra el General Sherman, el árbol más grande del mundo con sus 84 metro de alto y 7,7 metros de diámetro.
Para hacer más amena la caminata a su hija mayor, le explicó que ese era el lugar en el que vivían los ewoks, los personajes que tantas veces había visto en El Retorno del Jedi, en series de dibujos animados, en juegos y en libros.
En cuanto terminó de contarle la buena nueva, la pequeña empezó a buscar denodadamente a los sigilosos guerreros entre los gigantes de madera que majestuosamente se abrían a su paso. Obviamente, no dio con ninguno.
Frustrada por no haber localizado a los ewoks, se mostró decepcionada en el viaje de regreso a casa, por lo que su padre trató de consolarla diciéndole que son unos seres extremadamente tímidos y difíciles de observar.
Fuera porque esa explicación no acabó con el desencanto de la niña o bien porque es un fiel seguidor de Star Wars, lo cierto es que Anthony dedicó las siguientes semanas a retocar sutilmente las fotografías que había sacado esa jornada.
Cuando hubo acabado, le dijo a su hija que le había parecido ver algo extraño en algunas de las imágenes y que quería volver a observarlas con ella. Acto seguido, se las pasó por la televisión y se dispuso a contemplar su cara de sorpresa cuando descubrió que, a pesar de que no había encontrado a ningún ewok, ellos sí que la habían visto a ella y la habían estado observando en todo momento durante la caminata
Una de esas pequeñas historias dignas de contar