El pasado 30 de octubre The Walt Disney Company anunció por sorpresa que había llegado a un acuerdo con George Lucas para comprar Lucasfilm, la productora de cine bajo cuyo paraguas han visto la luz franquicias mundialmente conocidas como Star Wars o Indiana Jones. La operación se cerró en 4.050 millones de dólares y Disney confirmó, para jolgorio de algunos y preocupación mayúscula de otros, que en el 2015 se estrenará Star Wars: Episodio 7.
Ha pasado apenas mes y medio desde entonces y, aprovechando que las Navidades están a la vuelta de la esquina, George Lucas se ha querido despedir de sus más de 2.000 trabajadores con un regalo muy especial: un pack compuesto por un iPhone 5 de 32 GB libre, un iPad de 32 GB con 3G, una postal de agradecimiento con la imagen de Yoda y un cojín cuyo diseño, siendo benévolo, calificaré simplemente de «singular».
Con una fortuna estimada en septiembre del 2012 de 3.300 millones de dólares, cantidad a la que en breve habrá que añadir los jugosos beneficios derivados de la venta de Lucasfilm, es evidente que se puede permitir un regalo de este tipo, pero eso no es óbice para reconocer que muchos otros en su lugar posiblemente no hubieran efectuado un dispendio como éste. Imagino que sus a no mucho tardar ex-empleados se deben haber llevado una sorpresa más que agradable.