AdBlock Plus se ha convertido en la extensión más famosa de Firefox, la más descargada y, claro está, la que más recelos genera entre los editores de páginas web, ya que a día de hoy la publicidad es el mejor y, me atrevería a decir, casi el único método para rentabilizar un proyecto medio en Internet.
Con Firefox siendo el navegador de cabecera para más del 20% de los internautas y AdBlock Plus ganando seguidores semana tras semana, lejos quedan los días en que sólo una exigua minoría de usuarios conocían este complemento. Y esto no ha hecho sino empezar. La situación, qué duda cabe, se está tornando preocupante para quienes quieren ganarse la vida en la Red.
Los internautas tenemos el derecho de utilizar cuantas extensiones consideremos oportunas en nuestro navegador, sirvan estas para descarganos los vídeos de YouTube, para ver los últimos mensajes de nuestros contactos de Twitter o, como es el caso que nos ocupa, para bloquear los anuncios de los sitios que visitamos.
Internet no es como la televisión o la radio, medios ambos en que los consumidores no tenemos más remedio que tragar con los, en ocasiones, interminables bloques de anuncios que nos pasan cada 15 minutos. En la Red podemos bloquear algunos o todos los banners con que nos topamos. Eso no quita que al final, como tantas otras vecen, acaben pagando justos por pecadores.
Gran parte de la culpa del éxito de AdBlock Plus reside en el exceso de publicidad con que nos obsequian incontables portales por todos conocidos. Tanto es así que en ocasiones, su uso deja de ser un derecho y se convierte poco menos que en una obligación. No querría caer en la exageración, pero cuando visito las webs de algunos diarios me da la sensación de que en lugar de información ofrecen publicidad y entre medio aprovechan para colar alguna noticia.
La explotación que de la publicidad se hace en la Red dista mucho de ser perfecta, pero una cosa está clara: es la única manera que existe para monetizar una web normal. Claro que siempre que alguien osa plantear esta problemática, no falta quien, tirando de demagogia, arguye ante la mirada complaciente de la mayoría de los lectores, que estamos ante un modelo de negocio fallido, acabado y que se deben buscar alternativas.
Quienes así opinan no tienen en cuenta que, por ejemplo, el 99% de los ingresos de Google, una de las compañías que todos asociamos con la innovación, el desarrollo y las nuevas tecnologías en general, proceden precisamente de la publicidad. Y que sin ella no podría continuar en pie.
AdBlock Plus, y las variantes que de este software van a aparecer en los próximos años, están para quedarse. Oponerse a ello es absurdo. Así pues, ¿qué hacer?. ¿Es posible conjugar los intereses de los internautas -bloquear los anuncios molestos- con los de las empresas, autónomos y editores web en general que desean ganar dinero con sus proyectos online? No es fácil, desde luego.
Aunque los usuarios tienen la posibilidad de desactivar manualmente AdBlock Plus en los sitios que ellos elijan, las estadísticas demuestran que la inmensa mayoría, una vez lo instalan y escogen un filtro por defecto, se olvidan de él y dejan que bloquee los anuncios de todas las webs que visitan.
En este sentido, Wladimir Palant, el creador de ABP, ha escrito una entrada en su blog en la que ha planteado posibles soluciones a esta disyuntiva. Porque igual que hay películas buenas y malas, libros apasionantes y otros soporíferos, videojuegos mejores y peores, canciones que escucharíamos infinidad de veces y algunas que nos cansan apenas comienzan, también hay webs que hacen un uso racional y respetuoso con sus visitantes de la publicidad y otras que no.
La propuesta de Palant pasaría por incorporar un meta tag en la cabecera de las webs que supuestamente contienen anuncios no intrusivos. AdBlock Plus consultaría a continuación el historial de navegación del usuario y, en caso de que comprobara que es un habitual de esa página, mostraría una notificación de este estilo:
Si el usuario hiciera click sobre la opción ‘What would it look like?’ se abriría una nueva ventana en la que se vería la página con publicidad y a continuación aparecería un cuadro de diálogo en el que se ofrecería la opción de escoger entre seguir bloqueando los banners o permitir que aparecieran.
Es una propuesta interesante, aunque falta por ver las reacciones que provocaría en caso de que se implementara y, tanto o más importante, el porcentaje de internautas que accederían a visionar la publicidad de sus sitios preferidos como forma de compensarles por el trabajo que realizan.