Científicos han encontrado formas de vida en el lago antártico Vida, cuyas aguas han permanecido aisladas del resto del mundo durante miles de años por una espesa capa de hielo. El descubrimiento ha sido posible gracias a que se han realizado orificios de perforación que han permitido extraer y analizar muestras del interior del mismo. Los análisis posteriores han determinado que en el lago, que posee una salinidad que supera en hasta 7 veces la del mar, hay bacterias que han conseguido subsistir en uno de los entornos menos propicios para el desarrollo de la vida que existe en el planeta.
Situado en la región de los Valles Secos de McMurdo, al este del continente antártico, es precisamente la elevada concetración de sal la que evita que se hiele completamente a pesar de que la temperatura media del agua a lo largo del año se sitúa por debajo de los -10 ºC. Se han identificado organismos de hasta 8 grupos de bacterias, entre los que se encuentran las proteobacterias, las firmicutes, las bacteroidetas y los verrucomicrobios.
Estas bacterias subsisten en un entorno en el que hay concentraciones muy elevadas de amoníaco, hidrógeno, carbono orgánico disuelto, óxido de nitrógeno y sulfuros. La investigadora del Desert Research Institute y doctora en ecología microbiana Alison Murray ha explicado que dadas las excepcionales condiciones que se dan en sus profundidades, se trata de un ecosistema único cuyo estudio podría ser de utilidad para la búsqueda futura de posibles formas de vida extraterrestre en planetas como Marte o lunas como Europa.
En el mismo sentido se ha pronunciado también Mike Bentley, un profesor de geología de la Universidad de Durham, apuntando que el Lago Vida es un ambiente extremadamente hostil para el desarrollo de la vida que no ha estado en contacto con agentes externos durante miles o puede que incluso millones de años.