Estas últimas semanas hemos venido informándoos de la reforma de la LPI que el Gobierno ha consensuado con la SGAE y que puede tener como consecuencia la imposición un canon sobre ordenadores, memorias, impresoras y otros dispositivos con los que se puedan realizar copias de productos digitales sujetos a derechos de autor. Pero esto, que puede parecer una barbaridad, puede quedarse en muy poco comparado con lo que las entidades de autor canadienses pretenden conseguir.
Para entrar en situación, cabe remarcar que la Industria Discográfica de Canadá (CRIA) ha recaudado 120 millones de dólares en los últimos 5 años como consecuencia de impuestos provinientes de CDs y DVDs vírgenes.
No contentos con ello, la Sociedad de Músicos Compositores, Autores y Editores de ese mismo país (SOCAN) inició una batalla legal -que perdió- contra los ISPs que ofrecen sus servicios en Canadá al considerar que debían responsabilizarse del tráfico que circulaba por sus redes.
Llegados a este punto, y habiendo comprobado que no cuentan con el respaldo legal necesario para imponer un canon sobre las conexiones a Internet, la SOCAN pretende conseguir ahora que la justicia imponga un nuevo impuesto sobre la venta de música a través de la Red, las webs de videojuegos que contengan música y las radios online.
Para ello han presentado, bajo el título de «Tariff22», una proposición con la que esperan recibir el 25% de las ganancias generadas por el sistema iTunes de Apple, el 15% de las radios online y el 10% de las páginas de videojuegos al considerar que tienen partes musicales sujetas a derechos de autor. Para el resto de webs que ofrezcan música de una manera u otra a sus usuarios pretenden quedarse con el 10% de sus ganancias.
Teniendo en cuenta la gran cantidad de dinero que se puede ganar a través de nuevos impuestos a los ciudadanos, otras asociaciones ligadas de una u otra manera a la música esperan hacerse con un trozo del pastel. Es el caso de SODRAC y la Agencia Musical Canadiense de Derechos de Autor (CMRRA), que quieren que el 15% -o bien 10 céntimos- de cada descarga de música vaya a parar a sus arcas. Por su parte, esperan conseguir que las radios online les abonen el 5% de lo que ganen.
En caso de que la justicia canadiense diese la razón a estas entidades, la realidad sería que el 40% de los ingresos generados por iTunes irían a parar a sus bolsillos. Eso en caso de no aparecer nuevas organizaciones en busca de dinero fácil.