Cuando llega el momento de poner en marcha un proyecto web, más allá de si es un blog, un sitio de noticias, una tienda online o una app móvil, muchos factores entran en juego. El más evidente es dotarlo de un diseño que encaje con el tipo de contenidos que vamos a mostrar, que resulte atractivo al público al que queremos llegar y que, al mismo tiempo, sea lo más funcional posible, de manera que permita una navegación fluida e intuitiva.
Afortunadamente, hoy en día tenemos a nuestra disposición una gran variedad de plataformas de publicación de contenidos que nos van a permiten crear webs en un abrir y cerrar de ojos. La más conocida es indudablemente WordPress, pero existen alternativas tan o más atractivas como Drupal, Joomla o Xoops, por nombrar algunas de las más destacadas. Todas ellas son muy fáciles de instalar, ofrecen amplias posibilidades de personalización y disponen de muchos temas, algunos de los cuales son verdaderamente originales.
Si a pesar de ello deseamos crear nuestro propio diseño es importante que nos aseguremos de que siga los estándares de interoperabilidad, usabilidad y accesibilidad definidos por el World Wide Web Consortium (W3C), ya que de esta manera nuestra web se podrá visionar bien en cualquier navegador, independientemente del sistema operativo que utilicen nuestros visitantes o el dispositivo desde el que accedan a la misma, sea éste un smartphone, un tablet o un ordenador convencional.
Una vez definimos el diseño, el sistema de gestión de contenidos y los aspectos técnicos esenciales, llega la hora de escoger el hosting. No es una tarea menor. Afortunadamente, existen sitios como éste que disponen de comparativas actualizadas con los mejores alojamientos web que hay en estos momentos en las que detallan el precio, la velocidad de carga y el soporte técnico que nos ofrecen cada una de las compañías de este sector.
Otro aspecto a considerar es el tipo de servidor que queremos contratar: dedicado, compartido o una solución en la nube. Cada opción tiene sus ventajas y debilidades, de manera que optar por una u otra dependerá de las necesidades, presupuesto y de la especificidad de nuestro proyecto.
Así, por ejemplo, si no prevemos tener demasiadas visitas y el dinero que podemos invertir es exiguo, la vía más recomendable es un servidor compartido, que podemos encontrar por apenas un euro mensual. Los recursos que tendremos a nuestra disposición serán escasos, el procesador antiguo, la RAM limitada y el ancho de banda restringido, pero podremos sacarle partido mientras el número de visitantes no crezca en demasía.
Un servidor dedicado es la elección más conveniente en caso de que tengamos un volumen de visitantes elevado. El precio es considerablemente más elevado, pero también lo es el rendimiento. Además, como tendremos el equipo para nosotros podremos configurarlo a nuestro gusto e instalar o desinstalar los programas que necesitemos.
Los servicios de computación en la nube como Amazon Web Services o Microsoft Azure tienen como punto fuerte la enorme flexibilidad que ofrecen: independientemente del paquete que tengas contratado para tu proyecto, si en un momento determinado tienes un pico de visitas y precisas de más recursos temporalmente, puedes contratar más potencia de cálculo con un clic de ratón y pagar sólo por el tiempo que lo necesites. Como contrapartida, a igualdad de rendimiento estas plataformas son más caras que los servidores tradicionales, de manera que en muchos casos no resultan la opción más recomendable.
Pero independientemente del servidor que escojamos, lo que sí debemos tener en cuenta es que su rendimiento jugará un papel determinante en la experiencia de navegación de nuestros visitantes. Y es que hay estudios que demuestran que un buen alojamiento web que cargue las páginas rápidamente, tenga la máxima estabilidad posible y no sufra caídas en el servicio contribuye a mejorar la satisfacción de quienes leen nuestros contenidos y aumenta las posibilidades de que vuelvan a visitarnos.
A este respecto, Google calcula que el 53% de las personas que navegan desde su teléfono móvil abandonan una web si tarda más de 3 segundos en cargar los contenidos. De manera similar, los responsables del desarrollo y mantenimiento de la web de la BBC afirman que por cada segundo de más que su web tarda en cargar pierden de media un 10% de nuevos visitantes. En el otro lado de la balanza, Pinterest experimentó 3 años atrás un 15% de crecimiento en el número de usuarios registrados cuando modificó el código de su web y aumentó la velocidad de carga de su sitio.
Así pues, es evidente que resulta muy recomendable contratar el mejor servidor posible de acuerdo a nuestras posibilidades económicas, ya que cuanto mayor rendimiento tenga mejor será la experiencia de quienes nos visitan y más opciones tendremos de que se conviertan en usuarios habituales.
En este sentido, es importante recordar que no todas las personas disponen de conexiones de alta velocidad, de manera que aun en el caso de que tengamos un servidor de altas prestaciones, si la web que diseñamos contiene imágenes muy pesadas o muchos scripts, la página tardará mucho en cargarle a una parte de nuestros visitantes. Esta circunstancia puede contribuir a generar una mala impresión en algunos de ellos y contribuir a que en el futuro se lo piensen dos veces antes de volver a entrar. De ahí, por tanto, que sea recomendable crear una web lo más liviana que podamos.
Sea como fuere, lo cierto es que nunca antes había sido tan fácil ni habían existido tantas alternativas para poner en marcha una web. Y es que, en estos momentos, cualquier persona que así lo desee puede hacer realidad su sueño y crear un proyecto en Internet sin necesidad de tener amplios conocimientos informáticos y con un presupuesto inicial de apenas unos euros mensuales.
Dada la situación que nos está tocando vivir, con millones de personas en confinamiento en sus casas, puede ser un momento ideal para rellenar algunas de esas horas libres que nos han aparecido de la nada, sacarles el máximo partido, y conseguir tener presencia en la Red.