El 16 de diciembre de 1947, los investigadores de los entonces prominentes Laboratorios Bell John Bardeen y Walter Houser Brattain, conjuntamente con el físico William Bradford Shockley, crearon el primer transistor que obtuvo ganancia. Sesenta años después, no cabe duda que nos encontramos ante uno de los avances más importantes del siglo XX, ya que sobre él se ha cimentado toda la evolución que se ha producido en las últimas décadas en torno a la electrónica.
El transistor que fabricaron era de punta de contacto, y constaba de una base de germanio, que podía ser de tipo N y del tipo P, sobre la que se apoyaban dos puntas metálicas que constituían el emisor y el colector. La corriente de emisor era capaz de modular la resistencia que se «veía» en el colector. La fotografía que os muestro a continuación es de una réplica que se conserva del transistor que desarrollaron en 1947:
Su fabricación no era precisamente sencilla, ya que las puntas se tenían que ajustar a mano y el conjunto resultaba muy frágil y ruidoso, por lo que pronto fue sustituido por el transistor de unión, inventado en 1948 por el propio Shockley, puesto que éste último era más resistente y fácil de producir.
Radios, televisores, hornos, ordenadores, teléfonos móviles, reproductores de audio y vídeo, impresoras, fotocopiadoras, equipos de rayos X… toda la electrónica de consumo y la informática no habrían sido posibles tal y como las conocemos hoy en día sin el descubrimiento del transistor. De ahí su vital importancia. Sirva este pequeño artículo para rendirle mi particular homenaje