El telescopio espacial James Webb ha tomado una imagen en el infrarrojo cercano de los restos de la supernova Cassiopeia A. Se originó hace 340 años en la constelación del mismo nombre, que se encuentra a unos 11.000 años luz de distancia de la Tierra.
La imagen en alta resolución ha sido generada por el módulo NIRCam que equipa este telescopio y revela detalles del material en expansión generado por la colosal explosión, que se está aproximando al gas que se desprendió de la estrella antes de que ésta se convirtiera en supernova.
El remanente de esta supernova tiene un tamaño de unos 10 años luz y está compuesto mayoritariamente por sulfuro, oxígeno, argón y neón. Estos gases contienen una mezcla de polvo y moléculas que, con el tiempo, se convertirán en los componentes de nuevas estrellas y sistemas planetarios.
Las observaciones realizadas en los últimos años ponen de manifiesto que los restos de la explosión no se expanden a una velocidad uniforme. Tanto es así que se estima que los elementos de algunas regiones se desplazan a unos 5.500 km/s, mientras que en otras zonas lo hacen a unos 14.500 km/s.
Apuntar para acabar que Cassiopeia A es la fuente astronómica de radio más brillante para frecuencias mayores de 1 GHz situada fuera del sistema solar. En cambio, la luz que nos llega en el espectro visible es muy tenue, lo que hace que sólo pueda ser observada en fotografías de larga exposición o con la ayuda de telescopios espaciales como el Hubble o el James Webb.