Por primera vez desde que se pusiera a la venta en octubre del año pasado, el iPhone 4S ha dejado de ser el smartphone más vendido en Estados Unidos. Ese honor corresponde ahora al Samsung Galaxy S3, que durante el mes de agosto ha superado a su rival y le ha privado de la posición de privilegio que había mantenido durante 10 meses consecutivos.
El descenso en las ventas del iPhone 4S tiene su explicación en que los consumidores norteamericanos son conscientes de que la semana que viene Apple va a presentar a su sucesor y están optando por esperar en lugar de atarse a un contrato de permanencia, habitualmente de 2 años de duración, con las compañías de telefonía móvil por la compra subvencionada del iPhone actual.
Tal circunstancia no quita, empero, brillo alguno al logro alcanzado por Samsung, que pese a las críticas que recibió en su día por el diseño conservador del Galaxy S3 ha conseguido que este terminal se convierta una vez más en el buque insignia de los smartphones Android y barra en las preferencias de los compradores al HTC One X, un modelo que se presentó por las mismas fechas y que cosechó mejores críticas por parte de la prensa especializada.