El ente regulador de la competencia del Reino Unido (CMA) ha bloqueado la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft. El motivo esgrimido es que la adquisición «alteraría el futuro del mercado de los videojuegos en la nube, lo que reduciría la innovación y las posibilidades de elección de los jugadores británicos en los próximos años».
La decisión ha resultado toda una sorpresa, especialmente si tenemos en cuenta que, hace apenas un mes, este mismo organismo había hecho públicas unas conclusiones preliminares en las que se mostraba favorable a la operación.
La CMA ha apuntado que una de las razones que la han llevado a bloquear el acuerdo ha sido que para Microsoft podría resultar «beneficioso que los juegos de Activision fueran exclusivos para su propio servicio de juegos en la nube».
Otra de las preocupaciones que han influido en el sentido de la sentencia ha sido que «permitir que Microsoft ocupe una posición tan fuerte en el mercado de los videojuegos en la nube justo cuando empieza a crecer pondría en riesgo la innovación, que es crucial para el desarrollo de estas oportunidades».
Tras conocer la noticia, el presidente de Microsoft, ha señalado que siguen «plenamente comprometidos con la adquisición» y que presentarán un recurso. En su opinión, «la decisión de la CMA rechaza una vía pragmática para abordar los problemas de la competencia y desalienta la innovación tecnológica y las inversiones en el Reino Unido».
Así mismo, el ejecutivo estadounidense ha remarcado que han «firmado contratos para que los juegos de Activision Blizzard estén disponibles en 150 millones de dispositivos más». Así las cosas, se muestra «decepcionado de que, tras largas deliberaciones, esta decisión parece reflejar una comprensión errónea del mercado y de la forma en que funciona realmente la tecnología en la nube».
Activision Blizzard también ha dado a conocer su parecer ante lo acontecido, y a través de una nota enviada a los medios, ha señalado que «el informe de la CMA va en contra de las ambiciones del Reino Unido para convertirse en un país atractivo para las empresas tecnológicas». Acto seguido, y en una línea muy similar a la expuesta por Microsoft, el texto recoge que «las conclusiones representan un flaco favor para los ciudadanos del Reino Unido» y apunta que reevaluarán las inversiones que tenían previsto realizar en dicho país.