Aquellas personas que se estén planteando comprar un SSD, siempre y cuando no lo necesiten urgentemente, harían bien en pensárselo dos veces y esperarse unos meses antes de dar el paso, porque todos los indicios apuntan a que los precios van a bajar de manera muy sustancial en breve.
El parón en la venta de ordenadores está provocando que los fabricantes de memorias 3D NAND y de las unidades de estado sólido que las equipan se estén encontrando con un excedente de inventario que no consiguen sacarse de encima.
A pesar de que están reduciendo significativamente los volúmenes de producción, diversos analistas llevan tiempo señalando que estas medidas llegan tarde y no solventan la raíz del problema, que se halla en las enormes reservas que han ido acumulando en los dos últimos años, de manera que pronto se van a ver obligados a empezar a rebajar los precios.
El mes pasado ya se apuntó que los descensos podrían llegar al 30% de cara a las navidades, pero nuevas informaciones apuntan a que ello no bastará y a que, con la llegada de 2023, las bajadas se seguirán sucediendo y podrían alcanzar el 50% a mediados del año que viene.
Se estima que las compañías del sector necesitarán al menos hasta el próximo verano para deshacerse de los stocks actuales, de manera que no se espera que los precios recuperen una tendencia alcista hasta entonces.