Pobrecitas discográficas; pobrecitos estudios de Hollywood; pobrecitas SGAE y PROMUSICAE. Últimamente es que no ganan para disgustos. Es más, llevan una temporada que sólo reciben tortas. La última ha llegado hoy de parte del Parlamento Europeo, que se acaba de pronunciar en contra de la propuesta francesa de desconectar de Internet a los usuarios que utilicen programas P2P para bajarse música o películas ya que tal medida entraría en conflicto, y cito textualmente, «contra las libertades civiles, los derechos humanos y contra el principio de proporcionalidad».
No es el primer revés que reciben últimamente, puesto que la telecos británica Carphone Warehouse y los grandes ISP noruegos ya les han dejado bien clarito en las últimas semanas que no tienen la menor intención de espiar a sus clientes para averiguar si se descargan o no el repertorio musical de tal o cual artista o el último largometraje que haya filmado el actor o director mediático de turno.
¿Qué harán ahora los «garantes de la cultura» del siglo XXI? ¿Qué nuevas medidas tratarán de imponer en los próximos meses a los políticos de turno para seguir ganando montañas de dinero a nuestra costa? Aunque os cueste de creer, Warner Music ha creado un grupo de presión en Estados Unidos para promover entre los políticos la necesidad de implantar una tasa de 5 dólares extra mensuales sobre las conexiones a Internet. ¿Llegará algo así aquí?