A 2.600 metros de altitud, en el corazón de la región paquistanesa del Gilgit-Baltistán, se encuentra un pequeño pueblo llamado Hussaini. A pesar de lo remoto de su ubicación, cada año cientos de turistas recorren kilómetros de senderos sin pavimentar y caminan largos trechos para acercarse a sus aledaños, atraídos por la belleza de unos paisajes únicos en los que la huella del hombre apenas si se deja notar todavía.
A sus pies fluye el río Hunza, que atraviesa el valle del mismo nombre de punta a punta y separa a sus habitantes de los poblados vecinos. La única manera de llegar hasta los mismos es cruzando este puente colgante que la gente de la zona ha construido a tal efecto.
El «problemilla», como se puede ver en las fotografías que he colocado en este artículo, es que la construcción es extremadamente precaria, su estabilidad ofrece muchas dudas y las medidas de seguridad brillan por su ausencia.
Por si eso fuera poco, al lado del puente actual se encuentran los restos del anterior. El estado ruinoso en el que se halla sirve como referencia para hacerse una idea acerca de cómo acabará, quién sabe si a no mucho tardar, su sucesor.
¿Te atreverías a pasarlo? Yo, desde luego, llegado el caso me abstendría. Personalmente me recuerda al puente que sale en Indiana Jones y el Templo Maldito. Y ya sabemos todos lo que le pasó al susodicho puente en la película