La actual generación de consolas ha traído consigo un aumento considerable en el precio de los videojuegos AAA, que han pasado de costar 60 euros a situarse en una franja entre los 70 y los 80 euros para desazón y enfado de la comunidad de jugadores.
Sony, Electronic Arts, Ubisoft, Microsoft, Capcom, Sega, Bandai Namco y demás compañías del sector afirman que esta subida es imprescindible para sufragar el incremento constante en los costes asociados al desarrollo de este tipo de proyectos, que en muchas ocasiones superan con holgura los 100 millones de euros.
Una postura que está chocando de bruces con la realidad económica de los aficionados, que se han encontrado con que su hobby se ha encarecido sustancialmente de un día para otro sin que puedan hacer gran cosa al respecto.
Pero, contrariamente al mensaje oficial que tanto se empeñan en hacernos llegar desde la industria, este encarecimiento cuenta con detractores que consideran que puede tener efectos contraproducentes a medio o largo plazo.
Es el caso de Matthew Karch, CEO de Saber Interactive, que en el transcurso de una entrevista concedida a IGN no ha dudado en expresar su malestar por la situación actual y ha vaticinado que, antes o después, las compañías que los están aplicando no van a tener más remedio que dar marcha atrás.
Karch ha señalado que estas alzas son insostenibles y que, en lugar de penalizar a los consumidores con precios más elevados, lo que se va a acabar imponiendo es un recorte general en los presupuestos de los videojuegos que los hagan compatibles con las posibilidades económicas de la mayor parte de la sociedad.