Unos días atrás se celebró en Dubái una nueva edición del World Government Summit, un evento anual en el que políticos y directivos de grandes multinacionales expresan sus opiniones sobre temáticas relacionadas con las nuevas tecnologías y las posibilidades que ofrecerán en el futuro.
Uno de los ponentes fue Jensen Huang, el CEO de Nvidia, que pronunció un discurso en el que enfatizó que los niños no deberían estudiar programación. Un consejo que, no hace falta decirlo, contradice los pronunciamientos que normalmente llevan a cabo los empresarios de las grandes empresas del sector.
Su afirmación se fundamenta en que considera que, muy pronto, la inteligencia artificial se encargará de ésta y muchas otras tareas técnicas similares y convertirá profesiones hoy vitales en innecesarias.
Sin ir más lejos, ChatGPT, Microsoft Copilot o Google Gemini ya son capaces de escribir código a partir de las instrucciones en lenguaje llano que se les proporcionan, si bien a un nivel relativamente básico. Pero antes de que finalice esta década se cree que podrán encargarse de proyectos mucho más complejos y dejarán sin trabajo a un número amplísimo de programadores.
Partiendo de esa base, Huang sostiene que, a no demasiado tardar, los humanos deberemos centrarnos en adquirir conocimientos relacionados con la fabricación de productos o la agricultura. Es decir, en oficios manuales que impliquen la manipulación de objetos o materias primas, puesto que la inteligencia artificial se ocupará del resto.