Satya Nadella se convirtió en CEO de Microsoft el 4 de febrero de 2014 en sustitución de Steve Ballmer, que había ocupado el cargo durante 14 años. Una de las primeras decisiones relevantes que tomó fue poner punto y final al desarrollo activo de Windows Phone y centrarse en la creación de apps para iOS y Android.
Casi una década después, el máximo ejecutivo de Microsoft ha rememorado aquellos días y ha confesado que ha sido una de las medidas más difíciles que se ha visto obligado a tomar desde que ascendió a su puesto. Es más, con la perspectiva que otorga el tiempo, considera que quizás debería haber abordado de otra manera el final de ese sistema operativo.
Bajo el liderazgo de Nadella, Microsoft se ha consolidado como una de las compañías más rentables del mundo y la segunda en capitalización bursátil, tan solo por detrás de Apple. Pero, a pesar de ello, su presencia en el campo de la telefonía móvil se limita al desarrollo de apps para sus programas y servicios más conocidos.
Esta realidad la sitúa muy lejos de la influencia que poseen Apple y Google, que no sólo controlan los ecosistemas en iOS y Android, sino que también han encontrado una fuente casi ilimitada de ingresos en la App Store y Google Play, las tiendas de aplicaciones ligadas a estos sistemas operativos.