El 1 de octubre de 1982, hoy hace exactamente 30 años, se puso a la venta el primer álbum en formato CD. El artista que abrió la veda fue el pianista, cantante y compositor neoyorquino Billy Joel, que sacó una versión en Compact Disc de su disco 52nd Street, cuyo lanzamiento oficial se había producido 4 años atrás.
La publicación de este álbum, el 6º en la carrera de Joel, en este nuevo formato no se produjo sin embargo de manera simultánea en todo el mundo. Sony Music Entertainment, la discográfica que gestionaba su carrera, lo distribuyó inicialmente sólo en Japón en conjunción con el Sony CDP-101, el primer reproductor de CD del mundo.
El motivo fue que Philips, el socio de Sony en el desarrollo del CD, no pudo fabricar suficientes unidades del CDP-101 a tiempo para la fecha de lanzamiento estipulada. Ante tal tesitura, la multinacional nipona decidió posponer su comercialización en el resto del mundo hasta marzo de 1983 y centrarse de entrada únicamente en Japón, donde se puso a la venta a un precio de 168.000 yenes de la época, unos 1.675 euros al cambio actual.
Una vez se solventaron los problemas técnicos y de fabricación que afectaban a Philips y el Sony CDP-101 llegó al resto de mercados, se dio el pistoletazo de salida a la revolución en el negocio de la distribución física de la música. De hecho, el 2 de marzo de 1983 ha pasado a la historia como el día en el que comenzó la revolución del audio digital debido precisamente a que en esa jornada se lanzaron un total de 16 álbumes de cantantes representados por el sello CBS Records.
El nuevo formato, contrariamente a lo que sucede en nuestros días en determinados sectores que prefieren el sonido de los antiguos LPs, fue recibido de manera entusiasta y su uso se extendió paulatinamente hasta comerse a los casetes y discos de largo duración tradicionales, que acabaron por desaparecer de los estantes de las tiendas de música.
Su dominio, como es de sobras conocido, se ha mantenido hasta la actualidad, en el que sólo el crecimiento de las tiendas de música online pone en cuestión la supremacía de una tecnología que, como reza el título de este artículo, cumple hoy nada más y nada menos que 30 años de vida comercial.