Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón han descubierto un tesoro único en su categoría: un fósil de una araña prehistórica atacando a una avispa que se ha mantenido en un estado de conservación perfecto durante aproximadamente 100 millones de años en el interior de una pieza de ámbar.
Esta joya ha sido localizada en el Valle de Hukawng, un emplazamiento situado en la zona norte de Birmania, y los primeros estudios que se han llevado a cabo revelan que el ataque se produjo en el Cretácico Inferior, hace entre 97 y 110 millones de años, en una época en la que los dinosaurios dominaban a placer la Tierra.
Su excepcional importancia radica en que es la primera vez que se halla preservada con este grado de detalle una escena natural que aconteció hace tantísimo tiempo. Además del ataque, en el fragmento de ámbar aparece también el cuerpo de otra araña, lo que según el doctor en zoología George Poinar pone de relieve la existencia de cierto comportamiento social en esta especie de arácnidos.
El cuadro que ha quedado retratado para la posteridad en el interior del ámbar muestra a un joven ejemplar de araña disponiéndose a darse un festín a costa de una pequeña avispa parásita que había quedado atrapada en su tela de araña. Una comilona que jamás se llegó a producir ya que la resina de un árbol las capturó a ambas y acabó con sus vidas.
El arácnido más antiguo del que se tiene constancia apareció hace 420 millones de años en el periodo Silúrico, mientras que las primeras arañas como tales se estima que surgieron en el Carbonífero, hace entre 318 y 299 millones de años.
Por otra parte, el fósil más antiguo jamás encontrado data de hace 130 millones de años, de manera que es entre 20 y 30 millones de años anterior al que protagoniza estas líneas. La importancia de este último no se debe por tanto a su antigüedad, sino como he indicado unas líneas más arriba a la excepcionalidad frescura con la que retrata la confrontación entre dos especies que hace tiempo que se extinguieron.