Los avances médicos y de las políticas sanitarias de los últimos 100 años han llevado a que pandemias que a principios del siglo XX podían provocar millones de muertos se hayan convertido a día de hoy en enfermedades bajo control en el primer mundo.
Así lo confirma un informe publicado por el New England Journal of Medicine, en el que se pone de manifiesto que el número de decesos por cada 100.000 habitantes ha descendido drásticamente en el último siglo, pasando de los 1.100 del año 1900 a los 600 de la actualidad. Una reducción de casi el 50%.
Observando detenidamente el gráfico que encabeza este artículo, vemos cómo la neumonía y la gripe eran la primera causa de fallecimiento hace 100 años, seguidas, en este orden, de la tuberculosis, las infecciones gastrointestinales, las enfermedades cardiovasculares, las cerebrovasculares, las nefropatías, los accidentes, el cáncer, la senilidad y la difteria.
En nuestros días, en cambio, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer son, con diferencia, las enfermedades más mortíferas, con una incidencia que incluso ha crecido respecto a un siglo atrás. Tras ellas, mucho más atrás, encontramos a las enfermedades de las vías respiratorias, las cerebrovasculares, los accidentes, el alzheimer, la diabetes, las nefropatías, la neumonía y gripe y, por último, el suicidio.