Científicos del Centro RIKEN-MIT del Instituto Tecnológico de Massachusetts entre los que se encuentra el Premio Nóbel de Medicina Susumu Tonegawa han conseguido implantar falsos recuerdos en ratones siguiendo un proceso que aseguran que se podría replicar con relativa facilidad en pacientes humanos.
En su trabajo confirman que cuando un acontecimiento queda grabado en la memoria deja una huella física que puede ser identificada en un grupo de neuronas del cerebro, de manera que con posterioridad es posible activarlo de nuevo mediante la estimulación de esas mismas células.
En los ensayos que realizaron, colocaron a una serie de ratones en un entorno y dejaron que se acostumbraran al mismo por espacio de un día. Durante ese tiempo monitorizaron a los roedores e identificaron las neuronas en las que se fueron formando sus recuerdos del lugar.
Pasadas 24 horas, los cambiaron de ubicación y les aplicaron pequeñas descargas eléctricas al mismo tiempo que les estimulaban las células del cerebro que habían identificado previamente, con el objetivo de accionar cuanto habían memorizado en el anterior emplazamiento.
Llegado el tercer día, los ratones fueron reintroducidos en la primera jaula y se mostraron extremadamente asustados, al asociar ese lugar a las descargas a pesar de que nunca habían recibido ninguna allí. Para validar sus conclusiones, llevaron a cabo numerosas variaciones de este mismo experimento y comprobaron cómo, efectivamente, podían manipular la memoria de los animales y modificar su comportamiento implantándoles falsos recuerdos.
Tras la presentación de los resultados, el doctor Tonegawa ha querido remarcar que los mecanismos que determinan la formación de la memoria son muy similares tanto en los ratones como en las personas. Por ello considera que la importancia de la investigación que han llevado a cabo no sólo reside en haber sido capaces de jugar con la memoria de un grupo de ratones, sino en el hecho de hacer comprender a la gente hasta qué punto ésta es manipulable, incluso la asociada a acontecimientos que creemos recordar como si hubieran sucedido ayer mismo.