Cuando la Nintendo Switch se puso a la venta en marzo de 2017, lo hizo acompañada de un videojuego muy especial: The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Considerado por muchos medios especializados como uno de los mejores, sino el mejor, videojuego de la historia, su lanzamiento elevó la popularidad de esta franquicia hasta cotas nunca antes alcanzadas.
Millones de personas lo compraron las semanas siguientes y se llegó a un punto paradigmático en el que Nintendo confirmó que se habían vendido más copias de Breath of the Wild que de la propia Switch, que en aquellos momentos estaba agotada en casi todas partes debido a que la compañía japonesa no podía hacer frente a la enorme demanda existente entre los consumidores.
Es decir, hubo personas que, a pesar de que no pudieron conseguir una Switch porque no estaba disponible en ninguna tienda, optaron por comprar el juego igualmente.
Este título fue también especial porque, además de ser uno de los primeros para la Switch, fue también el último que Nintendo desarrolló para la Wii U, una consola que había fracasado estrepitosamente y de la que apenas si se acabaron vendiendo 13 millones de unidades en todo el mundo.
Este detalle es de suma importancia para esta historia. Y es que, por aquel entonces, dos programadores llevaban un par de años trabajando en un emulador para la Wii U llamado Cemu. Dada la poca popularidad de esta consola, muy poca gente lo conocía por aquel entonces, pero eso cambiaría de manera radical durante los siguientes meses.
Y es que, apenas unos días después de que Breath of the Wild se pusiese a la venta, consiguieron hacerlo funcionar en Cemu. Una vez los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia, el interés por este software se desató y alcanzó cotas que, asumo, sus creadores nunca creyeron posibles.
Las descargas de Cemu se dispararon y las aportaciones a su cuenta de Patreon también. A mediados de 2017 llegaron a ganar más de 40.000 euros mensuales mediante esta plataforma de micro-mecenazgo después de que ofrecieran a sus suscriptores la opción de descargarse las nuevas versiones del emulador unos días antes que el resto de los internautas.
Ello creó también cierta controversia, ya que hubo quienes acusaron a sus creadores de utilizar porciones de código de manera ilícita. Aunque no tenían pruebas de ello, aprovecharon que se trataba de un software de código cerrado que nadie aparte de los propios desarrolladores podía revisar para sembrar la duda.
Ello no impidió que durante los siguientes años sus creadores continuaran mejorándolo, ampliando la lista de juegos compatibles y añadiendo nuevas funcionalidades. Tanto es así que, actualmente, se pueden utilizar mods y jugar a la mayoría de títulos para la Wii U en 4K y a 60 fotogramas por segundo.
La fiebre por el mismo fue decayendo poco a poco al tiempo que las ventas de la Switch aumentaban y más personas tenían la oportunidad de jugar a Breath of the Wild en la pequeña consola de Nintendo. A día de hoy, se estima que se han vendido casi 30 millones de copias de este juego, convirtiéndolo en un gran éxito comercial.
Ya alejado de la atención mediática a la que tuvo que hacer frente años atrás, el fundador y único desarrollador de este emulador que continúa en activo, ha sorprendido esta semana a propios y extraños y, coincidiendo con el lanzamiento de la versión 2.0 de Cemu, ha anunciado que a partir de ahora pasa a ser de código abierto.
A tal efecto, ha creado un repositorio en GitHub donde ha subido el código fuente en C++ para que cualquier persona que esté interesada pueda bajarse los ficheros, estudiarlos y, si lo considera oportuno, realizar contribuciones con su propio código para mejorar el programa.
Además, ha explicado que, por primera vez, Cemu pasa a tener una versión nativa para Linux, si bien se encuentra todavía en una fase de desarrollo temprana y los bugs son habituales.
Su creador ha explicado que la decisión de hacer de Cemu un emulador de código abierto busca implicar a la comunidad que hay detrás del mismo para que, poco a poco, se vayan haciendo cargo de su desarrollo a medida que él da un paso al costado. Esperemos que así sea.