Call of Duty: Modern Warfare III, que se estrena hoy de manera oficial, está teniendo un recibimiento tanto por parte de los aficionados como de la crítica especializada que dista mucho de ser positivo. La campaña para un jugador dura apenas cuatro horas, combina momentos de tensión máxima con otros decepcionantes y muchos temen que el multijugador no esté tan pulido como es habitual en esta saga.
Ahora hemos sabido que el motivo por el que el juego parece inacabado es porque su ciclo de desarrollo ha sido mucho más corto de lo habitual. Es lo que aseguran fuentes internas consultadas por Bloomberg, que indican que Activision ha dado sólo un año y medio al estudio Sledgehammer Games para que finalice Modern Warfare III, la mitad de lo que suele ser habitual en la mayoría de entregas de Call of Duty.
Estas mismas fuentes apuntan a que el juego fue concebido originalmente como una expansión de Modern Warfare II. Todo cambió con el retraso del Call of Duty que se suponía que debía lanzarse este año, lo que llevó a que Activision decidiera convertir esa expansión en un título independiente titulado Modern Warfare III.
Ese calendario tan abreviado provocó que algunos miembros de Sledgehammer Games tuvieran jornadas laborales maratonianas que les llevaban a trabajar hasta altas horas de la noche e, incluso, los fines de semana para poder tener el juego a punto en la fecha estipulada.
Activision, por su parte, niega esas acusaciones y afirma que los planes siempre fueron que Modern Warfare III fuera un videojuego completo y no un DLC. Algo que, según Bloomberg, diversos empleados de Sledgehammer Games niegan rotundamente.
Más allá de polémicas, lo que es indudable es que los dirigentes de Activision Blizzard son conscientes de que cualquier juego de Call of Duty, independientemente de si es mejor o peor, va a vender decenas de millones de copias y a generar ingresos multimillonarios.
Y, lógicamente, no quieren renunciar a ese dinero, de manera que van a seguir haciendo todo lo posible por lanzar entregas anuales de Call of Duty mientras la gente las siga comprando. La solución a este problema, como tantas otras veces, está en manos de los consumidores.