Ghost of a Tale no es un videojuego al uso. No lo es su protagonista, un humilde ratoncito con una mandolina a la espalda cuya apariencia dista mucho del prototípico héroe que suele protagonizar este tipo de aventuras, ni tampoco, desde luego, el equipo de desarrollo que hay detrás del mismo.
En unos tiempos en los que las grandes producciones para consolas y ordenadores mueven presupuestos millonarios, Ghost of a Tale es obra de una única persona. Cuesta de creer por el exquisito aspecto de sus escenarios y la fluida animación de los personajes que aparecen en pantalla, pero tanto la historia como la programación y diseño del videojuego son el fruto de las horas de dedicación en solitario de un animador francés llamado Lionel Gallat.
El videojuego se encuentra en una fase de desarrollo inicial, de ahí que Gallat, que trabajó anteriormente como supervisor de animación en la productora de cine Dreamworks, haya iniciado una campaña de micromecenazgo con la que pretende conseguir los fondos necesarios que le permitan cumplir su propósito y finalizar exitosamente el colosal reto en el que se ha embarcado.
En el preciso momento en que escribo estas líneas, lleva recaudados 1.475 euros de un total de 45.000 que se ha marcado como meta. Esperemos que tenga suerte y consiga reunir la suma que precisa