Motorola ha presentado la segunda generación del Moto X, su smartphone más avanzado tecnológicamente y buque insignia de la compañía. Contrariamente a los rumores que habían circulado en los últimos meses, no se va a llamar X+1, sino que mantiene la denominación del modelo del año pasado.
El nuevo Moto X conserva las líneas de diseño, los acabados y la experiencia de uso que tanto fueron alabados en su predecesor pero mejora sustancialmente el apartado técnico. Así, destaca la pantalla Super AMOLED de 5,2 pulgadas con una resolución de 1920 x 1080 píxeles que incorpora.
Bajo la carcasa encontramos un procesador de cuatro núcleos Snapdragon 801 que ejecuta instrucciones a 2,5 GHz, 2 GB de memoria RAM, de 16 a 32 GB de almacenamiento en función de la opción que se escoja, una cámara trasera de 13 megapíxeles y otra frontal de 2 megapíxeles.
El sistema operativo escogido es Android 4.4.4 KitKat y, al igual que sucedía con su predecesor, no incluye software ni personalizaciones adicionales que mermen su rendimiento. Además, los responsables de Motorola han indicado que actualizarán a Android L en cuanto esté disponible.
Las dimensiones del Moto X son de 140,8 x 72,4 x 9,97 milímetros y su peso es de 144 gramos. Antes de que se me olvide: la batería que equipa es de 2300 mAh, una cifra que a priori parece un poco baja si tenemos en cuenta el generoso tamaño del smartphone.
De la misma manera que en la anterior generación, Motorola permite escoger hasta 25 acabados diferentes, que van desde tonalidades muy coloridas hasta otras inspiradas en el aspecto de la madera. Además, se puede grabar el nombre con láser en la parte trasera de la carcasa.
El nuevo Moto X se va a poner a la venta a finales de septiembre en los principales mercados a un precio de 499 euros para la variante con 16 GB de almacenamiento, mientras que la de 32 GB ascenderá a 549 euros.