Samsung y Microsoft sellaron un acuerdo en septiembre del 2011 en el que se estipuló que el fabricante surcoreano pagaría una tasa durante un periodo mínimo de siete años a la multinacional estadounidense por cada smartphone y tablet impulsado por Android que vendiese.
Las negociaciones se habían alargado durante meses, pero Samsung no tuvo más remedio que dar su brazo a torcer y, al igual que el resto de empresas que venden dispositivos móviles con el sistema operativo de Google, accedió finalmente a compensar a Microsoft por las patentes que esta última compañía tiene registradas a su nombre y que Android quebranta.
Este tema, del que pocos se acordaban ya, ha vuelto a dar que hablar en los últimos días después de que una demanda presentada por Microsoft debido a unos supuestos impagos de Samsung haya sacado a la luz la magnitud precisa de unas cifras que en su momento no se hicieron públicas.
Según los documentos presentados por Microsoft ante un juzgado de Nueva York, Samsung le abonó el año pasado más de 1.000 millones de dólares en virtud de dicho acuerdo, pero lo hizo con retraso, de manera que exige el pago adicional de 6,9 millones de dólares en concepto de intereses de demora.
Por su parte, Samsung esgrime que el acuerdo quedó sin validez una vez que Microsoft compró la división de dispositivos móviles de Nokia, de manera que considera que no sólo no debe continuar desembolsando tales cantidades multimillonarias, sino que además el gigante estadounidense debería recompensarle por las patentes de su propiedad que Nokia presuntamente incumple.
Es, como pues ver, un caso enrevesado que presumiblemente no se solucionará hasta dentro de unos meses pero que, sea cual sea su resultado, nos ha permitido conocer de primera mano las gigantescas retribuciones que Microsoft ha estado recibiendo (y quizá siga recibiendo) de Samsung por la venta de smartphones y tablets Android.