El pasado mes de abril, biólogos del Servicio Geológico de los Estados Unidos se desplazaron a Prudhoe Bay (Alaska) y colocaron en cuatro ejemplares de oso polar hembra sendos collares transmisores con unas pequeñas cámaras adheridas. El objetivo era realizarles un seguimiento y, así mismo, obtener imágenes grabadas desde el punto de vista de los propios animales que aportasen nueva información acerca de su día a día y de sus pautas de comportamiento.
Fruto de ese trabajo de campo obtuvieron el vídeo que tienes a continuación. Es el primero de este tipo que se ha conseguido nunca de un oso polar salvaje en el Océano Ártico y muestra a la hembra jugando con los restos de una foca que ha cazado, sumergiéndose en las congeladas aguas del Mar de Beaufort e interactuando con un macho adulto: