Google ha desvelado el diseño y algunas de las características técnicas más destacadas del coche sin conductor en el que viene trabajando desde hace años. Tal y como se puede apreciar en la fotografía superior, el pequeño vehículo tiene un aspecto discreto, casi infantil, y ha sido concebido para transportar a un máximo de dos viajeros.
En su interior destaca la ausencia de tres elementos imprescindibles en los vehículos convencionales pero que, dada la tecnología que equipa y el propósito mismo que ha llevado a su concepción resultan redudantes: el volante, el pedal del acelerador y la palanca de freno.
No son los únicos elementos tradicionales de los que carece voluntariamente este coche. Tampoco hay equipo de sonido, los referidos asientos traseros, ni compartimentos para llevar objetos. No son una prioridad para Google, que ha querido centrarse en los aspectos fundamentales de su diseño y en crear un utilitario que sea capaz de llevar a dos pasajeros desde un punto A hasta otro B de la manera más eficiente posible y sin que sea necesaria intervención humana alguna.
Lo que sí que equipa el automóvil, y en grandes cantidades, son sensores. Montañas de sensores que tienen como misión recopilar tanta información como sea posible para que el software interno que equipa la procese y permita que el prototipo sea autónomo. Según señala Google, los sensores captan cuanto sucede a una distancia de hasta 200 metros y otorgan al sistema una visión de 360 grados.
Dado lo novedoso de la tecnología, y para minimizar los riesgos derivados de una colisión por culpa de un incorrecto funcionamiento del software de conducción autonóma, Google ha limitado la velocidad máxima a la que pueden circular estos coches a sólo 40 km/h. Además ha incluido dos sistemas de frenado de emergencia que los pasajeros pueden acccionar en cualquier momento si consideran que existe riesgo de choque.
Chris Urmson, el director del proyecto, ha señalado que aunque el prototipo se acerca por características técnicas y fiabilidad a los estándares de calidad que buscaba la compañía californiana antes de iniciar su comercialización entre el gran público, su intención no es introducirse en este sector en solitario sino llegar a acuerdos con otras empresas automovilísticas para que colaboren con la implantación de esta tecnología en vehículos comerciales.
Algo para lo que antes necesitarán que los gobiernos y administraciones públicas de distintos países modifiquen sus regulaciones locales y permitan que circulen por sus carreteras automóviles autónomos sin volante palanca de cambios, acelerador o freno que sean dirigidos por un software interno.