A mediados de 1958, en plena Guerra Fría, Estados Unidos puso en marcha la Operación Hardtack I, bajo cuyo paraguas se llevaron a cabo hasta 35 ensayos nucleares en los terrenos de pruebas del Pacífico, una región situada en las inmediaciones de las Islas Marshall.
En las mismas, se hicieron explosionar bombas atómicas bajo el agua, en el aire, en túneles subterráneos, en la superficie e incluso en cohetes que las elevaron a altitudes cercanas a los 80 Km. Algunos de los artefactos que se hicieron estallar liberaron hasta 9,3 megatones de energía.
Para hacerse una idea de las magnitudes que estamos hablando, basta con señalar que, en 1945, la bomba de Hiroshima liberó el equivalente a 13 kilotones de TNT (recuerda que 1 megatón = 1.000 kilotones), mientras que la de Nagasaki alcanzó los 22 kilotones.
La sobrecogedora fotografía superior recoge el instante preciso en el que, el 12 de julio de 1958, los tripulantes de un bombardero ligero Martin B-57 contemplan cómo hace explosión en el Atolón Bikini precisamente la mayor bomba atómica que se probó durante la Operación Hardtack I, la de 9,3 megatones.
Una secuencia que, además de quedar retratada para la posteridad en dicha fotografía, también se puede contemplar en el siguiente vídeo:
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