Por primera vez desde que Microsoft saliese a bolsa en el año 1986, Bill Gates ha dejado de ser el máximo accionista individual de la compañía. Así lo revela este documento publicado por la U.S. Securities and Exchange Commission (SEC), una agencia del gobierno estadounidense encargada de regular los mercados financieros, en el que se recoge que Gates vendió la semana pasada 4,6 millones de títulos, por lo que el montante total de valores que posee en la multinacional estadounidense ha quedado reducido a 330,1 millones.
Esta cifra, equivalente al 4% de las acciones de Microsoft, es ligeramente inferior a los 333 millones que posee el que fuese su sucesor, Steve Ballmer. En los últimos 12 años Gates ha ido vendiendo una media de 80 millones de acciones de la compañía que fundó en 1975, de manera que de seguir con este ritmo a mediados del año 2018 se quedará sin ninguna.
Pero si ya es destacable que Gates se esté deshaciendo de las acciones de Microsoft, aún lo es más el porqué: para aportar fondos a la Fundación Bill y Melinda Gates, para la que trabaja desde hace años a tiempo completo y a la que ha donado hasta la fecha más de 28.000 millones de dólares.
Su paso por Microsoft y los controvertidos métodos que utilizó para acabar con la competencia y asentar la posición de dominio de Microsoft le granjearon no pocas críticas. Pero si bien eso es cierto, no lo es menos que su desinteresada labor al frente de la ONG que lleva su nombre y las multimillonarias aportaciones que hace año tras año están mejorando las condiciones de vida de muchas personas desfavorecidas en los países en vías de desarrollo y salvando las de otras tantas.