Los científicos observaron las auroras de Saturno por vez primera en 1979. Generadas por la interacción del viento solar con la magnetosfera del planeta gigante, se elevan cientos de kilómetros por encima de la superficie de sus polos y, a diferencia de lo que sucede con sus homónimas terrestres, no muestran su refulgente esplendor durante sólo unas horas sino que pueden brillar varios días seguidos.
La imagen superior, capturada por el telescopio espacial Hubble, nos permite contemplar el colosal tamaño que llegan a alcanzar y la espectacularidad de sus formaciones. Cabe señalar que el color de la aurora es azul debido a que ha sido tomada con luz infrarroja, pero en realidad es rojiza.
La diferencia de tonalidad entre las auroras terrestres y las de Saturno se debe a una variación en las moléculas predominantes en las atmósferas de ambos planetas. Así, el nitrógeno y el oxígeno son mayoritarios en la Tierra, mientras que en el gigante gaseoso lo es sólo el hidrógeno.
Este otro vídeo, creado por la NASA a partir de las fotografías en ultravioleta e infrarrojo que han facilitado la sonda espacial Cassini, que lleva desde el 2004 estudiando este planeta, y el propio Hubble, recoge el aspecto de las auroras en los polos norte y sur de Saturno. Las imágenes fueron tomadas entre los meses de abril y mayo del año pasado pero no han sido publicadas por la agencia espacial estadounidense hasta hace unos días: