Científicos del Instituto Avanzado para la Ciencia Computacional RIKEN de Kobe, el Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa y el Centro de Investigación Forschungszentrum Jülich han utilizado el superordenador K Computer, que dispone de 705.024 procesadores y 1,4 millones de GB de RAM, para realizar la simulación más minuciosa que se haya llevado a cabo jamás sobre la actividad que se registra en el cerebro humano.
A pesar de la formidable potencia de este supercomputador, considerado como el cuarto más potente del mundo tras el Tianhe-2 chino y los estadounidenses Titan y Sequoia, se han necesitado 40 minutos de cálculos ininterrumpidos para reproducir el funcionamiento que el más complejo de nuestros órganos efectúa durante 1 sólo segundo.
Unos cómputos que se han apoyado en los datos proporcionados por el simulador de modelos de redes neuronales NEST. En los mismos se han replicado las interacciones entre 1.730 millones de células nerviosas comunicadas por 10.400 billones de sinapsis.
A pesar de lo gigantescas de las cifras, la red que se ha emulado equivale apenas al 1% de la red neuronal de nuestro cerebro. De ahí que el objetivo de este ambicioso proyecto, más que el de ofrecer una nueva perspectiva acerca de su funcionamiento, haya sido el de poner a prueba los límites de la tecnología de simulación actual, que viene marcada por la potencia de cálculo de los supercomputadores de los que disponemos.
Un ejemplo más que vuelve a poner de relieve que, a pesar de los progresos científicos y tecnologícos de los últimos años, aún se deberán realizar muchos y muy significativos avances antes de que podamos entender con detalle el funcionamiento preciso del cerebro humano.