Una nube de humo y cenizas de más de 600 metros de altura procedente del Archipiélago Izu, un grupo de islas volcánicas situado a unos 1.000 kilómetros al sur de la prefectura de Tokio, puso en alerta a los guardacostas locales a principios de semana: una nueva erupción se estaba produciendo en esta zona de intensa actividad sísmica y volcánica.
Al aproximarse al punto del que procedía el humo negro descubrieron, tal y como se puede observar en las fotografías incluidas en el artículo, que la erupción volcánica submarina había dado lugar a la aparición de un islote de unos 200 metros de diámetro.
Situada a apenas unos metros de distancia de la también volcánica isla Nishino-shima, cuando las cámaras de televisión se han aproximado a la misma se han encontrado con que el cráter que hay en el centro de la misma seguía expulsando vapor de agua, rocas y cenizas violentamente.
Dado el pequeño tamaño del islote, los vulcanólogos consultados consideran que su futuro es incierto. Cabe la posibilidad de que permanezca indefinidamente donde está y se convierta en uno más de los accidentes geográficos que pueblan el conocido como Cinturón de Fuego del Pacífico, pero también podría darse la circunstancia de que la erosión y la fuerza del mar acaben engulléndolo y haciéndolo desaparecer por siempre jamás.