Un gigantesco iceberg de 35 kilómetros de ancho por 20 kilómetros de largo se ha desprendido del Glaciar de la Isla Pino, en la Antártida. Los científicos detectaron por primera vez la fractura que ha dado lugar a este fenómeno en octubre del 2011 durante un vuelo de la Operación IceBridge, una misión de la NASA que tiene por objeto el monitorizar desde aviones los cambios que se producen en la capa de hielo, y desde entonces ha ido aumentando progresivamente hasta acabar separando esta masa de hielo.
Las fotografías que acompañan al artículo, capturadas por el satélite Landsat 8, muestran la evolución que se ha ido produciendo en la región hasta que se ha formado el iceberg de 700 kilómetros cuadrados, un área similar a la que ocupa la ciudad-estado de Singapur. Como se puede apreciar, el 28 de octubre el bloque de hielo seguía unido al Glaciar pero la extensión de las fracturas provocó que entre el 11 y el 13 de noviembre finalmente se desprendiera.
Llamado B-31, un equipo de científicos de las universidades de Sheffield y Southampton se encargarán a partir de ahora de seguir su lento devenir a través del océano mediante los datos aportados por los satélites.
No es, en cualquier caso, la primera vez que un iceberg se separa del Glaciar de la Isla Pino. De hecho, se estima que las especiales condiciones de la zona provocan que cada 6 años se produzca un episodio similar, aunque en el caso del iceberg B-31 nos encontramos ante uno especialmente significativo, puesto que es un 50% mayor que sus antecesores.