El 11 de noviembre del 2007, un pequeño sumergible por control remoto grabó a 2.375 metros de profundidad, bajo la plataforma petrolífera Perdido que Shell tiene en el Golfo de México, una criatura marina de aspecto fascinante que apenas ha podido ser contemplada en libertad y de la que nunca se ha capturado ejemplar adulto alguno: un calamar gigante de la familia Magnapinnidae.
El estudio de las imágenes llevó a los científicos a estimar que el individuo que posó delante de la cámara podría llegar a medir hasta 7 metros de longitud. La fotografía compuesta que encabeza este artículo, en la que se aprecia su enorme tamaño, fue obtenida precisamente a partir de esa grabación.
Las grandes profundidades en las que viven hace que se sepa muy poco acerca del comportamiento de estos moluscos cefalópodos. Algunos biólogos marinos especulan con que para alimentarse probablemente arrastren sus larguísimos tentáculos por el suelo marino y capturen los organismos que vayan encontrando a su paso, mientras que otras teorías sostienen que su comportamiento podría ser diferente y basarse en esperar de manera pasiva hasta que alguna presa se aproximara a su posición para capturarla con sus extremidades.