Intel ha dado a conocer los resultados económicos que ha logrado durante el tercer trimestre del año, un balance en el que destacan unos ingresos de 9.975 millones de euros y unos beneficios de 2.183 millones de euros, cifras ambas muy similares a las conseguidas en el mismo periodo del ejercicio anterior.
A pesar de que los resultados no han sido brillantes, el mayor fabricante de chips del mundo confía en que en los próximos meses su nueva línea de procesadores de bajo consumo basados en la arquitectura Haswell permitirá a los fabricantes de ordenadores y de tablets basados en Windows 8.1 sacar al mercado productos con una mayor duración de batería que resulten competitivos en relación a los sistemas basados en iOS y Android.
Además, el CEO de la compañía, Brian Krzanich, ha explicado en una charla mantenida con analistas que durante la campaña navideña se van a poner a la venta tablets impulsados por esta nueva generación de CPU con precios que partirán desde los 99 euros, portátiles a partir de 299 euros e híbridos entre tablets y portátiles por sólo 349 euros.
¿Serán suficiente aliciente estas rebajas junto con el menor consumo y un 50% más de potencia gráfica que aportan los chips Haswell para contrarrestar el descenso que vienen experimentando las ventas de ordenadores desde hace años y atraer de paso a unos consumidores que actualmente se decantan de forma mayoritaria por los tablets de Apple, Samsung o Google? En ello confían los mandamases de Intel. El futuro de la compañía como gigante sempiterno del sector de los semiconductores depende de ello.