En mayo del año pasado, Steve Ballmer explicó en una conferencia celebrada en Seúl que las previsiones que manejaban en Microsoft apuntaban que para finales del 2013 llevarían vendidas 500 millones de licencias de Windows 8. Un pronóstico triunfal que 12 meses después, ante la vacilante acogida que le están dispensando los consumidores a este sistema operativo, se ha demostrado extremadamente desacertado.
De hecho, desde que Windows 8 se puso a la venta en octubre del 2012, Microsoft se ha venido mostrando muy reticente a la hora de dar a conocer datos concretos acerca de las cifras de ventas que ha registrado, signo inequívoco de que las cosas no han salido como esperaban.
En enero se produjo la última comunicación al respecto, cuando la multinacional del software confirmó que se habían sobrepasado los 60 millones de copias vendidas a nivel global. Desde entonces, y a pesar de la insistencia de los medios, no se habían facilitado nuevos datos.
Un silencio que ha llegado a su fin hace unas horas después de que Microsoft haya confirmado que ha alcanzado los 100 millones de licencias comercializadas de Windows 8 cuando se cumplen poco más de 6 meses desde su salida al mercado.
Una cifra redonda que pone de manifiesto la enorme influencia que aún hoy en día sigue atesorando la marca Windows pero que queda lejos, muy lejos, de las desmesuradas previsiones que el CEO de Microsoft, en plena euforia pre-lanzamiento de Windows 8, realizó ahora hace un año.