Cuando la furia de los océanos se desata, incluso los más colosales buques construidos por el ser humano adoptan la apariencia de simples marionetas a merced de las fuerzas del mar. Buena muestra de ello es esta instantánea del destructor de la armada canadiense HMCS Iroquois tomada mientras batallaba para abrirse camino entre olas gigantescas en su camino de retorno a la localidad de Halifax: