Estas pasadas navidades un amigo de lo ajeno se introdujo en las instalaciones que Microsoft posee en Mountain View aprovechando que durante unos días iban a estar cerradas con motivo de las vacaciones otorgadas a los trabajadores y unos minutos más tarde salió, imagino que satisfecho, cargado con el material que consiguió robar.
Pero si ya es extraño que alguien consiga acceder a unas oficinas que supongo que deben de tener unos sistemas de seguridad muy sofisticados, aún lo es más lo que hizo este ladrón. A pesar de que presumiblemente tuvo a su alcance smartphones como el Nokia 920 o el HTC 8X y tablets equipados con los sistemas operativos de la compañía como el Surface RT, los dejó donde estaban y sólo se llevó un par de iPads 2, un par de iPads 3 y un iPad de última generación.
Sean Thompson, el sargento de la policía local encargado del caso, ha confirmado que no robó ni un solo producto de Microsoft. Ni uno. Tras indicar que por el momento no hay ningún sospechoso, ha señalado que el valor de los bienes hurtados asciende a 3.000 dólares si se suma al precio de los iPads el de los programas que llevaban cargados.
A tenor de lo acontecido, parece que estamos ante un ladrón sibarita que pertenece, o al menos cree pertenecer, a la élite del gremio y que no se lleva consigo cualquier cosa que se encuentra. Visto lo visto, y ante la repercusión y las bromas que esta noticia seguro que generará en los próximos días, me temo que más de un directivo de Microsoft habría preferido que este tipo tan particular hubiese robado también algunos de los dispositivos de la compañía