Nokia, HTC, LG, Sony, RIM y Motorola lanzan año tras año decenas de smartphones al mercado con la esperanza de que alguno de ellos se convierta en ese gran éxito de ventas que se les resiste desde la aparición del iPhone y les permita aliviar sus debilitadas cuentas de resultados. Pero a pesar de sus denodados esfuerzos, ese modelo que tanto ansían sigue sin aparecer.
La única empresa que ha dado con la tecla ha sido Samsung. No sólo se ha convertido en el primer fabricante mundial de teléfonos móviles, sino que gracias a la familia Galaxy S, se ha afianzado como la alternativa a Apple entre los terminales de gama alta, un terreno por el momento vedado para el resto de empresas del sector.
Esta semana, sin ir más lejos, ha hecho público que en los apenas cinco meses de vida comercial del Galaxy S III se han vendido ya más de 30 millones de unidades, una cifra que supone un nuevo récord para la compañía y que superan los 28 millones que vendieron del Galaxy S II y los 10 millones del Galaxy S.
Para celebrarlo han colgado estas originales fotografías en las que algunos de sus empleados se han prestado a sustentar carteles con esta mágica cifra. Un logro que bien merece esta original celebración.