En una conferencia de prensa celebrada esta tarde en Nueva York, Reggie Fils-Aime, el presidente de Nintendo en América, ha anunciado que la Wii U, la consola con la que la compañía japonesa espera repetir el éxito de la Wii, se va a poner a la venta el 18 de noviembre en Estados Unidos y el día 30 del mismo mes en Europa.
Durante el acto, el ejecutivo estadounidense ha confirmado que se van a comercializar 2 modelos de la consola: el ‘Básico’, que incluye una Wii U en color negro con 8 GB de memoria, un mando de control, adaptadores de corriente, una barra de sensores con detección de movimientos y un cable HDMI, y una edición ‘Deluxe’ de color negro y con 32 GB de almacenamiento.
Fiel a su estilo, Nintendo no ha querido desvelar el chip concreto que va a utilizar la Wii U ni el rendimiento exacto que ofrece. Sí ha señalado en cambio que es un microprocesador multinúcleo fabricado por IBM, la misma empresa a la que confió el desarrollo de la CPU de la Wii.
La tarjeta gráfica está basada en la familia AMD Radeon y, cómo no, va a permitir ejecutar videojuegos en alta definición, una funcionalidad esta última que muchos echaron en falta en la Wii. En cuanto al almacenamiento, los futuros poseedores de una Wii U podrán ampliar los 8 ó 32 GB de memoria flash de las 2 versiones disponibles con tarjetas de memoria externas SD y SDHC de hasta 32 GB cada una.
Pero más allá de aspectos técnicos varios, el sello distintivo de la Wii U, la característica con la que Nintendo quiere diferenciarla de la competencia y hacerla más apetecible a los consumidores, es el GamePad, el mando de control con pantalla táctil LCD de 6,2» y formato 16:9 que incorpora. Se van a poder utilizar 2 al mismo tiempo, además de otros 4 Wiimotes (los controladores clásicos de la Wii).
El GamePad incorpora, además de la reseñada pantalla táctil, un par de palancas analógicas para mover a los personajes que también pueden ser pulsadas a modo de botones, una cruz de control, los botones A, B, X e Y de toda la vida, otros 2 botones L y R en las esquinas superiores derecha e izquierda, 2 pulsadores ZL y ZR colocados justo debajo de estos últimos, un botón + (START) y uno – (SELECT). A ello hay que sumarles el botón POWER, el HOME, el SYNC y el TV. Ofrece también controles por movimiento, gracias al acelerómetro, un giroscopio y un sensor geomagnético.
El controlador incluye un lápiz electrónico, una cámara interior, micrófono, altavoces estéreo, barra de sensores y función de vibración. Asimismo, es compatible con la tecnología NFC, de manera que permite la lectura electrónica de datos a distancia. La batería de ion-litio que incluye en su interior permite jugar entre 3 y 5 horas por recarga, en función de las características de los videojuegos que se ejecuten. El peso del GamePad es de aproximadamente 500 gramos con la batería y el stylus.
Un detalle a valorar de la Wii U es que es retrocompatible con los videojuegos y periféricos de su antecesora, de manera que se van a poder utilizar tanto discos ópticos creados específicamente para esta consola como los de la Wii. Por tanto, quienes posean títulos de la Wii como Mario Galaxy, Mario Kart o Donkey Kong Country Returns tendrán la opción de ejecutarlos en este nuevo hardware si así lo desean. Por lo demás, las dimensiones de la Wii U son de 4,6 cm de alto, 17,2 cm de largo y 26,8 cm de profundidad y su peso es de 1,6 kg.
¿Y el precio? En Estados Unidos el modelo Básico va a costar 299,99 dólares, mientras que el Deluxe saldrá por 50 dólares más. O lo que es lo mismo, 349,99 dólares. En el caso de Europa, la compañía no ha querido especificar cuánto habrá que desembolsar para hacerse con ella, aduciendo que la cantidad dependerá de cada país y de los impuestos a los que, en cada caso, se vean sujetos.
Si echamos la vista atrás vemos cómo la Nintendo GameCube, lanzada en noviembre del 2001, costó de salida 200 euros, mientras que la Wii se tasó en 250 euros. Así pues, esta va a ser, por un estrecho margen, la consola de Nintendo con un precio más elevado en el momento de su lanzamiento.
Habrá que ver si los consumidores, en una situación de crisis económica y financiera como la actual, están dispuestos a desembolsar dichas cantidades por una nueva consola de sobremesa que llega en un periodo en el que los tablets y los smartphones, aun con sus limitaciones obvias por la falta de controladores físicos, están erosionando las ventas de Nintendo, Sony y Microsoft gracias a la pléyade de videojuegos sencillos y baratos dirigidos a un público casual que comercializan en sus respectivas tiendas de aplicaciones.