Conducir un Fórmula 1 o un coche de rallies está al alcance de sólo una élite de pilotos que se han hecho merecedores de tal privilegio acumulando títulos en las categorías de promoción en las que han participado durante años.
Lo más cerca que una persona normal está de experimentar una sensación remotamente aproximada a lo que supone participar en un Gran Premio es mediante cualesquiera de los múltiples videojuegos de conducción disponibles para los ordenadores y consolas de nueva generación, como es el caso de Gran Turismo 5, Colin McRae: Dirt o Forza Motorsport 4.
Lo cierto es que el grado de detalle de los circuitos y las físicas de los coches que aparecen en estos títulos han mejorado ostensiblemente en los últimos años, lo que ha propiciado que cuando estamos sentados frente al televisor del salón nos dé la sensación, siquiera temporal y fantasiosa, de que estamos casi en la carrera.
Pero si ese efecto se consigue con un aparato de televisión normal, imagínate las maravillas que se pueden experimentar con esta maravilla que traigo hoy: una pantalla curva de 160 pulgadas (sí, ¡160!) que, combinada con un volante que ejerce las veces de mando de control, genera una inmersión total en la acción:
Este gigante ha sido desarrollado por la empresa sueca AB NDesign y sus medidas exactas son de 4 metros de largo, 0,7 metros de alto y 0,6 metros de grosor. Su peso es de 50 kilogramos y se puede montar y desmontar en una hora. En su interior hay una serie de proyectores que trabajan junto a un equipo informático de altas prestaciones para generar la imagen que aparece frente al jugador.
Contrariamente a lo que quizá alguien pueda pensar, no estamos ante el capricho de un millonario, sino ante un producto comercial disponible para quien se lo pueda permitir, incluso en versión 3D. El precio, eso sí, no está disponible en la web del fabricante, aunque mucho me temo que será extremadamente elevado