No es habitual que suceda, pero el bebé de la fotografía ha nacido por cesárea conservando el saco amniótico intacto. Este tejido, que se forma entre el octavo y el noveno día de la fecundación, está compuesto por dos membranas y en su interior, además del embrión, se encuentra el líquido amniótico que protege al feto al amortiguar golpes o movimientos súbitos de la madre, le permite moverse, favorece su desarrollo musculoesquelético y le mantiene a una temperatura constante.