Repartidos por la superficie de Corea del Norte hay al menos 6 gigantescos campos de concentración (algunos de más de 500 Km2) en los que el régimen dinástico y genocida liderado ahora por Kim Jong-un, hijo del recientemente fallecido Kim Jong-il y nieto de Kim Il-sung, tiene presas a unas 200.000 personas.
Los pobres desgraciados que acaban encerrados entre sus muros, además de ser obligados a realizar trabajos forzados, sufrir malos tratos, carecer de libertad individual alguna y padecer hambruna crónica, son utilizados como conejillos de indias para experimentar la resistencia humana a dosis letales de agentes químicos y a operaciones quirúrgicas sin anestesia.
Una vez que un preso político es condenado a pasar el resto de su vida en un campo de concentración, las autoridades detienen también a sus familiares (incluidos niños pequeños y ancianos) y los encarcelan en una de estas instalaciones sin que sea necesario que se celebre juicio alguno.
Los pocos afortunados que han conseguido escapar de un campo y vivir para contarlo rememoran historias de terror como las que veis en los dibujos que acompañan este artículo (los textos explicativos son traducciones mías). En ellos aparecen representadas salas en las que se almacenan cuerpos de prisioneros sin vida a los que las ratas les han arrancado los ojos a mordiscos, ejecuciones sumarísimas de mujeres embarazadas por el simple hecho de estarlo, guardias que matan de palizas a presos para «aliviar» el estrés del día a día o perros adiestrados que atacan e incluso se comen a los reclusos que se encuentran más débiles.
Pero a pesar del trato inhumano, represivo y despótico que padecen los habitantes de Corea del Norte, aparentemente estos adoran a sus gobernantes. La explicación se encuentra en el control absoluto de la información que les llega, el adoctrinamiento permanente al que son sometidos desde edades muy tempranas presentando una y mil veces a los miembros de la familia Kim como una especie de dioses en la Tierra y a la imposibilidad de mantener contacto alguno con el exterior.